Aunque no todos conocen su nombre, la mayoría (sobre todo los afectados) sí conocen su técnica mínimamente invasiva, altamente resolutiva y con un altísimo índice de éxito. La artroscopia no sólo es una de las técnicas quirúrgicas que más emplean los especialistas traumatológicos del Centro Policlínico Quirúrgico sino que es también una de las más avanzadas, tecnológicamente hablando.
Indicada para solventar problemas de menisco, cadera y hombro o incluso para reconstruir ligamentos concretos (como los ligamentos cruzados), esta técnica es una de las veteranas dentro de las especialidades de traumatología y cirugía ortopédica y es que fue en el año 1932 cuando el japonés Kenji Takagi desarrollaría el primer mecanismo para dicha función, el llamado artroscopio.
El funcionamiento de la artroscopia paso a paso
Lo que el paciente que se somete a una intervención por artroscopia tiene claro, es que con dicha técnica su intervención será relativamente rápida y poco invasiva y que -igualmente importante- su recuperación será mucho más liviana que la derivada de una cirugía convencional. Ahora bien, ¿en qué consiste realmente y cómo se lleva a la práctica?
Como tal, al igual que otra técnica similar como es la popular endoscopia, la artroscopia es la técnica que permite al especialista ver directamente la articulación en cuestión así como su anatomía. Ya sea de forma terapéutica o diagnóstica, el procedimiento consiste en realizar dos pequeñas incisiones en la piel del paciente: una incisión para introducir el artroscopio y otra para poder emplear el material necesario en la intervención (ya sean pinzas, luz o tijeras).
Beneficios antes y después
Además de tratarse de una prueba que funciona con éxito en centros como el nuestro de Palma de Mallorca, las intervenciones por artroscopia pueden llegar a evitar problemas directos derivados del postoperatorio. ¿Problemas como cuáles? Como las infecciones de la propia herida, este hecho -además- hará que el porcentaje de sufrir artritis séptica sea infinitamente menor.
Un conjunto de beneficios que se traducen en un postoperatorio que, al final, es mucho más corto y menos doloroso para el paciente. ¿El tiempo de ingreso? Aunque puede variar dependiendo de la intervención que se realice, por norma general, un paciente que ha sido sometido a una operación por artroscopia no permanece hospitalizado más de 24 horas.
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