No, no se trata de alarmarte. Se trata de empezar a tomar consciencia de que todo nuestro cuerpo nos habla y que hay que empezar a escucharle. Entre las señales que nos arroja, podemos detectar indicios de que esa máquina tan perfecta que es el corazón se resiente. No, tampoco se trata de obsesionarse. Sí de estar atentos a aquellos síntomas persistentes que pueden estar avisando de que nuestro corazón está enfermo.
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en el mundo. En Baleares, el 32% de los fallecimientos está relacionado con este tipo de patologías. Está claro que algunos aspectos como son la edad, la genética o sufrir ciertas enfermedades como la diabetes no vamos a poder cambiarlos, pero sí podemos intentar evitar otros riesgos para la salud del corazón mediante unas prácticas saludables. Hábitos que debemos poner en marcha desde ya, para gozar de una mayor calidad de vida en nuestro día a día.
Nuestro corazón se lo merece: Trabaja sin descanso los 365 días bombeando la sangre que nos mantiene vivos. ¿Cómo agradecérselo? Sin duda, el mejor regalo es mantener una dieta sana y equilibrada, llevar un estilo de vida físicamente activo, dejar el tabaco y no abusar del alcohol. (Consulta nuestro artículo sobre las Claves para gozar de una buena salud cardiovascular).
Síntomas de enfermedades cardíacas
Con ayuda de los cardiólogos en Palma del Centro Policlínico Quirúrgico recopilamos algunas señales que pueden indicar que sufres una enfermedad cardíaca. Eso sí, no olvides que a veces estos signos son en realidad reflejo de dolencias menores. Por ello, consulta siempre a tu médico en Mallorca.
Algunos de estos signos son:
- Dificultades para respirar (ronquidos, apnea)
- Dolor en el pecho, dolores de estómago, dolores de hombros y cuello
- Problemas de encías: dolor, hinchazón, sangrado…
- Problemas de disfunción sexual
- Pies hinchados
- Aspecto pálido
- Arritmia (latido irregular del corazón)
Los especialistas en las enfermedades del corazón en Mallorca aconsejan realizar revisiones periódicas a partir de los 40 años, sobre todo si hay antecedentes familiares o se sufren enfermedades como la hipertensión, colesterol o diabetes. No en vano, las revisiones son claves para ayudar a prevenir estas patologías o detectarlas de forma temprana.
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